miércoles, 5 de mayo de 2010

Noticia: Pablo Pineda ACTOR Y DIPLOMADO EN MAGISTERIO : "No pedimos trabajo por caridad o limosna"


Aquí dejo una entrevista de Pablo Pineda. 29/04/2010.

El actor Pablo Pineda, protagonista de la película Yo, también --por la que ganó la Concha de Plata--, diplomado en Magisterio de Educación Especial y el primer español con síndrome de Down que termina una carrera, participó ayer en la jornada La conciliación, el camino hacia la diversidad, celebrada en Zaragoza. El malagueño, que en un futuro espera trabajar como profesor o en asuntos sociales, puesto que afirma que su vocación es ayudar a la gente, expuso la importancia de la integración sociolaboral de las personas con discapacidad.

--¿Qué quiere transmitir en su intervención?
--Concienciar a los empresarios de que ofrecer una oportunidad a las personas con discapacidad trae beneficios para todos. Por un lado, podemos aportar ideas y experiencia a las entidades y, a nivel personal, hace que podamos obtener una independencia económica. No pedimos trabajo por caridad o limosna, sino porque es un derecho que recoge la Constitución Española.

--¿Por qué los empresarios no se deciden a contratar a gente con discapacidad?
--Principalmente, creo que es por miedo e inseguridad. Piensan que no vamos a ser rentables ni productivos y les preocupa que no demos la talla o que no seamos capaces de aprender. Además, la sociedad en general aún no ha terminado de aceptar que una persona con discapacidad pueda desempeñar el rol del trabajador, puesto que nunca lo habían hecho.

--¿Qué le diría a las personas con discapacidad que aún piensan que no son capaces de trabajar?
--Deben cambiar el chip porque por ese camino no llegarán a nada. Tienen que marcarse un objetivo e ir a por él porque lo pueden conseguir, siempre que se pongan las pilas.

--¿Qué papel juega la familia en la integración?
--Es el motor principal que activa a la persona. Si los padres no demuestran que confían en su hijo con discapacidad, nadie externo a ellos lo hará. Para lograr la conciliación social y laboral hay que empezar desde cero, en casa, y continuar con el proceso en el colegio, el instituto y la universidad porque todo está unido en una cadena. Entre todos tienen que enviar a los jóvenes un mensaje alentador para que pierdan el miedo.

--¿Ha notado una evolución en todos estos años?
--Sí, ha habido un cambio muy grande. Hace diez años no existía ni la ley de Integración, por lo que la legislación ha ayudado bastante. Hay mucha aceptación a nivel escolar, mientras que mi llegada a la universidad fue un choque para los profesores y los alumnos, que no entendían qué hacía un Down en el aula. Pero, afortunadamente, la situación actual no tiene nada que ver, aunque aún hay que seguir trabajando para mejorar.

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